Halloween no solo es una fecha para disfrazarse y comer dulces. También puede convertirse en una gran oportunidad educativa para trabajar las emociones con los niños y niñas de una forma divertida y significativa.

Durante estas fechas, los más pequeños viven una mezcla de sentimientos: miedo, sorpresa, alegría, nervios, curiosidad… Y todas esas emociones pueden ayudarnos a desarrollar su inteligencia emocional si las abordamos de manera adecuada.

👻 El miedo como emoción positiva

El miedo suele ser el protagonista en Halloween, pero no tiene por qué ser algo negativo. Podemos enseñar a los niños que sentir miedo es normal y necesario. El miedo nos protege y nos ayuda a ser más conscientes del entorno.
Una buena idea es hablar sobre los miedos que cada uno tiene, diferenciando entre los que son reales (por ejemplo, cruzar la calle sin mirar) y los imaginarios (como los monstruos o fantasmas).

🧙‍♀️ Disfraces y roles: explorar cómo nos sentimos

El hecho de disfrazarse permite a los niños ponerse en el lugar de otro, explorar distintas identidades y emociones.
Podemos preguntarles:

  • ¿Cómo se siente tu personaje?

  • ¿Qué harías si fueras ese monstruo o esa bruja?

  • ¿Qué te gusta de ser otra persona por un rato?

Estas preguntas ayudan a trabajar la empatía y la expresión emocional.

🎨 Actividades para trabajar las emociones en Halloween

El termómetro del miedo

Los niños colocan pegatinas o dibujos según cómo de asustados se sienten con diferentes imágenes o sonidos.

Caras monstruosas de emociones

Crear máscaras o dibujos de monstruos que expresen distintas emociones (alegría, tristeza, enfado, miedo, sorpresa).

Historias de susto con final feliz

Crear máscaras o dibujos de monstruos que expresen distintas emociones (alegría, tristeza, enfado, miedo, sorpresa).

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